sábado, 24 de septiembre de 2011

Cuentan que...

en uno de los kioscos de Lisboa, sólo en uno, existe un hombre con mirada de duende y manos de prestidigitador.
Si le compras lotería, tabaco, golosinas o el periódico:
no obtendrás el premio,
ni saborearas el mejor de los aromas,
ni sabrás del dulzor más exquisito,
ni leerás la mejor de las noticias. 
Si el de ojos de duende te pregunta ¿qué deseas?, mientras te mira a los ojos y con la punta de sus dedos de un modo suave roza tus manos, sentirás por un segundo el elixir de la felicidad y seguirás tu día y tu camino, con la certeza de que tu vida ha cambiado, para bien, para siempre.



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